No eran las armas.
© Pablo Félix Jiménez. 2020. Argentina.
Enredado en la época,
como muchos estaba.
Fusil en mano, la mente fría,
adversario en espejos, diatribas.
Enredado en pasiones,
como a muchos la sangre,
corazón palpitando, nublada mente.
Adversarios, reflejos, ciegos a muerte.
Nadie sabe quién encendió.
Nadie estima lo sucedido.
Nadie quiere el corazón detenido.
Nadie escapa a la época vencido.
Muchos dirán, mal de época.
Muchos lloran, la caída.
Muchos dicen, merecía.
Muchos recelan, todavía.
Nadie juzgue a uno a otros.
Nadie tire el primer plomo.
Nadie acalle estar libre todo.
Nadie peque el agua, el no bebo.
Paños frescos sobre la herida.
Curar la pasión con la blanca bandera.
Las cosas de antes allí quedan.
Con los sueños trinos por las cordilleras.
En esta época que te evocó,
con parecidos anhelos de justicia.
Con tristeza, con un nudo en la garganta.
Que cosa distinta sería, sería, sería.
Si los hombres frente a frente,
en caleidoscopio de sentimientos dijesen:
No eran las armas, que amas, las armas.
Era la educación lo que al hombre salva. Lo salva.
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