Nos perdimos

 La búsqueda entre la llovizna

En un universo de calles sombrías y zaguanes dorados, este poema nos invita a transitar las emociones profundas del amor perdido, la nostalgia y la esperanza. Entre imágenes de tiempo que llueve sin cesar y recuerdos que se desvanecen, el autor despliega una búsqueda desesperada, cargada de metáforas que entrelazan lo tangible y lo etéreo. Una exploración que, desprovista de todo, desnuda el alma y la deja enfrentándose a los vestigios de lo que una vez fue.

Y no pude hallarte…

Nos Perdimos

Las calles son sombrías

Las casas otras aberturas

La tuya un zaguán dorado.

Y no pude hallarte…

La mesa de luz pequeña

Dos vasos colorados medios

Los pies sobresalientes cansados.

Y no pude hallarte…

Las calles del tiempo ciego.

Las casas suburbios desconocidos

La tuya un zaguán bajo la lluvia

Y no pude hallarte…

Y no pude alcanzarte…

Y no pude caminar descalzo…

Y no puedo creer que desnudo de todo.

Desnudo de alma, no desnudes tu alma

Desnudo de cuerpo, no depares en mí

Desnudo de toda cordura, no llores

Y tú, Desnuda de toda nostalgia, no rías.

Te busco en los bajos, alegría de entonces.

Te busco en este presente de intemperie.

Te busco en un mañana de esperanza

Te busco lamparita, bajo la lluvia, todavía.

Todavía siento mis pies junto a los tuyos

Todavía siento, siento, mis labios a los tuyos

Todavía siento el sabor compartido

Vasitos, besitos, cariño, siento sed…

Y no pude hallarte…

¿Qué caminos caminas?

¿Qué zaguán cobijan tus recuerdos?

¿Qué esperanzas abrigas bajo esta lluvia infinita?

Y nos perdimos… Mira… Está lloviendo tiempo… Sin remedio.

By Pablo Félix Jiménez

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Feliz 2025

Feliz año 2025. Periodista digital y escritor Pablo Félix Jiménez. MyDespacho: https://mydespacho.blogspot.com/. 2025.

   Espero que este año 2025 sea mejor, lleno de aprendizaje y fortaleza para sortear o soportar los desafíos de la vida. Que estemos con los sentidos atentos al ahora, para no posponer eso importante que podemos hacer hoy. Proyectemos grandes cosas con el alma de un niño que sabe que todo es un juego, donde se gana o se pierde, pero pronto estamos en otra partida. Construimos sobre el aire, pero ¡oh!, la memoria del gesto perdura eternamente cuando hemos puesto el pecho a las circunstancias.

   Perdemos, a veces ganamos; es un juego, aunque no lo es la valentía de intentarlo mil veces. No tenemos espíritu de cobardía. Como nos enseñó Bonifacio Palacio (Almafuerte): "Si te caés 100 veces, te levantás otras 100, otras 500".

https://mydespacho.blogspot.com/

Pablo Félix Jiménez