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domingo, 29 de mayo de 2016

Nota al final, OpenOffice.

¿Cómo agregar una «Nota al final» sin que esta se ubique en la última página literalmente sino en una página determinada, antes del fin del libro?

El binomio «Nota al pie» «Nota al final» nos coloca en la posibilidad de agregar al pie de página o al final del documento, anotaciones, aclaraciones, citar autores con sus libros, etc. Esto parece fantástico, pero, cuando se trata de la confección de un libro o manual con sus tapas, en especial a la «tercera y cuarta de tapa», nos encontramos con un problema que parece insalvable...
En efecto, resulta que las famosas «Notas al final» se sitúan al final de todo: después del «Colofón», después de la «Cuarta de tapa», después de ttooddoo.
Buscas consuelo en las «ayudas» infructuosamente. Al menos esto es lo que me ha pasado sin hallar respuestas ni pista alguna.
Intentas un desesperado «Salto manual» desde las susodichas notas, no obstante, no funciona el truco.
Intentas el Ctrl Intro, sin embargo, nuevamente se te cae el mejor de tus naipes de bajo la manga.
Revisando la documentación de OpenOffice no encontré la solución al problema de forma directa. Pero sí pude sacar provecho de la ayuda acerca de la inserción de: «sección».
Las secciones son áreas de texto que se definen a partir de una selección a la que aplicamos «Insertar» «Sección...». Si configuramos y habilitamos las «Notas al final» de la «Sección», estas se agregan al final de la «sección» que no incluye necesariamente la última página. Resumiendo, una «Sección» incluye sus propias «Nota al pie» y «Nota al final».
La idea consiste en que puedes hacer, una sección, del cuerpo de la obra. Y de paso así ganamos en claridad, separando el cuerpo de la obra de las demás partes del libro.
Bien, hasta aquí la solución que propongo. Si tienes otra forma de hacerlo o quieres iluminar el asunto con tú comentario, serás bienvenida/o.
Atte.
PFJ


Etiquetas:Nota al final, Sección, OpenOffice, ofimática

domingo, 22 de mayo de 2016

Java JRE para OpenOffice

Los que buscan sacar el máximo provecho a la suite ofimática OpenOffice a través de sus macros en Java (lenguaje de programación: Java), suelen pasar por la desconcertante situación de haber bajado el último JRE y, sin embargo, dar improperios al cielo y al infierno al descubrir que todo fue en vano.

Calma... El problema suele consistir en que el Sistema Operativo de nuestra PC corre de seguro a 64 bit. Y es necesario aclarar que para que OpenOffice sea compatible con el gran universo de PCs en este mundo, posiblemente se ha optado para la suite ofimática la instalación de Java de 32 bit.
Por lo tanto, es necesario buscar y bajar la versión del JRE en 32 bit. Ahora la dificultad consiste en que la búsqueda por momento se complica. Si Usted tiene Windows, lo que necesita es bajar por ejemplo de «Oracle»: jre-8u91-windows-i586.exe.
El nombre del archivo puede variar, en particular la versión (por ejemplo:8u91), pero lo importante es el término (i586) que va a ser de seguro, compatible.
Bien... Ya bajó el archivo, ya lo ejecutó y se instaló Java JRE en la versión correcta. Ahora abrirá OpenOffice buscará «Herramientas», ira a «Opciones...», se abrirá una ventana emergente y verá «Java» en la lista y hará clic. Si todo está bien aparecerá luego de unos segundos en la lista de «Entornos de ejecución Java instalados» el JRE que deseaba instalar en su OpenOffice.
Como el paso del tiempo en computación es apremiante, debo acotar que la solución aquí abordada corresponde a OpenOffice versión 4.1.2 u anteriores.
Atte.
PFJ.


Etiquetas: Java,JRE,OpenOffice,32bit,macros

domingo, 15 de mayo de 2016

Adiós Lenguaje llano, Good byte plain language movement

El Lenguaje llano o the plain language  movement es una cosa, y la otra, la reflexión de este artículo alrededor del movimiento: «Al pan pan y al vino vino».
En efecto. ¿Por qué como norma se ha impuesto esa lógica de reducir la terminología adecuada a un reduccionismo ingenuo y candoroso, que deja en el aire un «el conocimiento es tan sencillo, que sin esfuerzo alguno de tu parte cabe en tu cabeza»?
Tengo la convicción de que lejos de allanar el terreno a los ciudadanos, se consigue justo el efecto contrario, formando, élites que usan y amplían su vocabulario sofisticado, y otras sub-élites en mayorías que usan y amplían el sucedáneo del vocabulario en cursivas que brota como una contaminación en todos o casi todos los medios masivos de comunicación.
Quizás el «movimiento del estilo llano» esconde la inconfesable íntima convicción de la imposibilidad de una educación superlativa e igualitaria efectiva.
Quizás el Sr. Robert D. Eagleson fue pragmático y realista a su modo, estampando su «...es responsabilidad de la escritura... Que no confunda a la gente ni le haga la vida difícil con palabras poco familiares o frases largas e impenetrables»1.
Actualmente con el acceso a la información a través de Google, Wikipedia, etc... No hay excusas. Siempre accederemos al significado de esa palabra que se nos escapa. Esto es, la formación permanente.
Opino que el escritor (no la escritura) tiene la responsabilidad de ser veraz y hacer notar que la realidad tiene su complejidad inherente e irreductible. Y que el desafío es tomar conciencia plena de esa realidad y así tomar las medidas adecuadas para salvar la brecha cognitiva. Por eso el escritor deberá:
  • Sí, buscar el diseño funcional y claro del texto.
  • Sí, estructurar los párrafos.
  • Sí, poner ejemplos y demostraciones con contextos explícitos e implícitos.
  • Sí, racionalizar la tipografía.
  • Sí, escoger el lenguaje que mejor se adapte a la disciplina, sea Economía, Física, Matemática, Medicina, Recreación, Etc.
Quizás ya llegó la hora, la de la adopción por los medios masivos de comunicación, del esperado «Lenguaje rico» o «Rich language movement» del que no se debería haber apartado. Y de paso promovemos indirectamente a dar énfasis al conocimiento y sentar las bases populares para la democratización del acceso a la educación superior.
Coincido y seguro usted coincidirá con el pensamiento de Carl Sagan. Este magnífico pensador ha escrito que EEUU se debía y tiene que incrementar sus ya inmensos recursos educativos; porque pensaba que en un sistema democrático, el pueblo debía poder avalar y defender en el congreso las leyes necesarias para mantener la llama de la sabiduría que ese país necesita para seguir liderando; más, cómo podría un pueblo al que se le ha ofrecido de forma deficitaria o mezquina su instrucción, postergar sus necesidades inmediatas en pos de un desarrollo necesario a largo plazo, por ejemplo, la optimización del motor cohete que se necesita para la «misión Marte», léase «presupuesto para el desarrollo Aeroespacial»... Cuando las hipotecas están al orden del día.
Una frase de Thomas Jefferson que me gusta y que me llegó a través del excelente libro de Carl Sagan, El mundo y sus demonios, expresa: «El pueblo en sí, decía, es la única fuente prudente de poder». Y en la República Argentina los dichos de Domingo Faustino Sarmiento: «Hay que educar al soberano», en claro apareamiento con el pensamiento que Juan Bautista Alberdi en su «Peregrinación de Luz del Día» trae a colación en un pasaje lleno de humor negro y despiadado, lo que seria de la suerte de una nación nueva como las Americanas si los ciudadanos tuviesen que delegar todo a sus gobernantes por falta de ilustración; Y en este punto volvemos a Carl Sagan que cita a Thomas Jefferson que en el nacimiento anticipado de la democracia más fecunda también dijo:«Si una nación espera ser ignorante y libre en un estado de civilización, espera lo que nunca fue y lo que nunca será.»2
Una vez, que se repite, desgraciadamente, escuche por un medio a un economista hablándonos como a niños en un: ñiñi ñi ooo uuu ña ha jo ha jo ha joooo. ¿Y sabe por qué? Porque al licenciado en economía le pidió el entrevistador que hablara en términos sencillos para que la «gente entienda», y sabe que, aparte de no haber podido explicar nada de ese modo, aparte subestimo al público, y lo sumió en las tinieblas más absolutas habidas; y es seguro que el pobre licenciado no lo quiso o esto de tratar al público indecorosamente está tan arraigado gracias a los medios, que parece que esas interjecciones fueran lo más natural del mundo a la hora de informar y formar al ciudadano.
Escuchad las propagandas electorales y sabrás que albergan en lo profundo, en lo más íntimo y secreto, la estima que tienen de su país, y sabrás si creen o no, en la igualdad de los hombres y a quienes subestiman sobre todo. Si prestas atención a estos detalles quizás muchas de las más caras promesas las recibirás como simples castillos en el aire. Y dirás conmigo:¡No me digas!
El mundo es complejo y no podemos tapar el sol con las manos... Aunque suene romántico...
Llamarás pan al pan y al vino: vino...
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1Daniel Cassany, Anagrama, 1996, P25
2Sagan, Carl, El mundo y sus demonios.
Imágen: OpenOffice, Galería.
Etiquetas: lenguaje llano,plain language movement, Rich language movement, Robert D. Eagleson, Carl Sagan