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viernes, 30 de octubre de 2020

Acechanza, Pablo Félix Jiménez

 Acechanza. 

© Pablo Félix Jiménez 2019
Foto de Somya Dinkar en Pexels

«En el corazón del bosque el zorro guarece su figura entre zarzas1 y chaguares2 espinosos». 
Es el agorero3 crepúsculo4 sangre de un mundo que parecía calmo días atrás. Un lobo resigna un aullido y se repliega en silencio. 
¿Dónde se guarecerá el hombre? Ahora todos los animales huyen a los pocos bosques que quedan. 
¿Dónde se guarecerá el hombre? Ahora mismo todos los habitantes del mar migran como cardumen viscosos a las profundidades de los océanos. 
¿Dónde se guarecerá el hombre ahora que los pájaros vuelan hacia el Oeste enloquecido? 
¡Ay del hombre!, el zorro tiene su bosque, los peces el océano, las aves el viento, la luna su cielo nocturno con sus sueños. Pero el hombre también es su propia presa, en los bosques, en las aguas, en los aires y en el cielo. 
Es cierto que a veces mira a la luna y parece elevarse como ahora que esta llena. Hace instantes hacía poesía inclusive y ahora lee en voz alta y hasta emociona. Y es que muchas veces es eso bajo la coraza de una llaga ancestral que lo devora. 
Pero es solo un ardid, sus garras se esconden cuando está a punto de saltar... Sobre cualquiera. 

Notas: 1 Arbusto sarmentoso. 2 Chaguar: Bromelia hieronymi. Planta de tronco escamoso que habita en el sotobosque. 3 Agorero: Que anuncia o predice males o desgracias. 4 Crepúsculo: Estado de una persona o de una cosa que se dirige a su ruina o desaparición. 

Foto de Somya Dinkar en Pexels


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sábado, 10 de octubre de 2020

No eran las armas, Pablo Félix Jiménez

 No eran las armas.

© Pablo Félix Jiménez. 2020. Argentina.

Enredado en la época,

como muchos estaba.

Fusil en mano, la mente fría,

adversario en espejos, diatribas.


Enredado en pasiones,

como a muchos la sangre,

corazón palpitando, nublada mente.

Adversarios, reflejos, ciegos a muerte.


Nadie sabe quién encendió.

Nadie estima lo sucedido.

Nadie quiere el corazón detenido.

Nadie escapa a la época vencido.


Muchos dirán, mal de época.

Muchos lloran, la caída.

Muchos dicen, merecía.

Muchos recelan, todavía.


Nadie juzgue a uno a otros.

Nadie tire el primer plomo.

Nadie acalle estar libre todo.

Nadie peque el agua, el no bebo.


Paños frescos sobre la herida.

Curar la pasión con la blanca bandera.

Las cosas de antes allí quedan.

Con los sueños trinos por las cordilleras.


En esta época que te evocó,

con parecidos anhelos de justicia.

Con tristeza, con un nudo en la garganta.

Que cosa distinta sería, sería, sería.


Si los hombres frente a frente,

en caleidoscopio de sentimientos dijesen:

No eran las armas, que amas, las armas.

Era la educación lo que al hombre salva. Lo salva.



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