Bajo un mismo cielo
© Pablo Félix Jiménez 2019
Miraba la ciudad cubierta de banderas,
era el día de la insignia y un recordatorio,
de glorias pasadas, de heroísmos…
Miraba las banderas que se repetían, ventana tras ventana.
Era el día del estandarte y un recordatorio,
de áridos comienzos que nos conmueven el alma.
Porque se levantan contra el viento enardecido.
Porque se defienden aunque se nos vaya la vida.
Porque en el cielo pleno, en algún celeste amanecer, nos soñamos… A veces…
Y queremos caminar juntos.
Y creemos permanecer todos,
bajo un mismo símbolo…
A veces…
Mirando las banderas pensé:
La amistad debería tener la suya.
Que se eleve con la brisa, feliz,
como las aves en primavera.
Si tuviera la amistad una bandera,
nos tendríamos, aquí, allá, bajo la misma.
Como si bajo un mismo cielo, en algún nacimiento,
abrigáramos la secreta esperanza de que se convierta en algo bueno…
Hay muchas banderas, como muchos países.
La de la amistad será única, y será extraordinaria,
tendrá su tiempo, y miraremos algún día, atrás,
el milagro que flamea, como al conocernos.
Porque la amistad es algo que reconforta.
Porque la amistad es algo que duele, a veces.
Porque no puedes vivir tu vida sin pensar en el otro.
Y queremos navegar juntos, este mar que es la vida, bajo la misma bandera y bajo un mismo cielo.
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